29 septiembre 2008

'El patio de mi cárcel': mujeres de carne y hueso


¿y tú qué opinas? ¿qué películas te han gustado últimamente?

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por JOAN PAU INAREJOS


Nota: 7

Lo mejor. Lo más apreciable de este drama coral es su estupendo elenco de actrices, que insuflan verdad artística a unos arquetipos más bien cerrados: Ana Wagener convence como gitana homicida de buen corazón; Natalia Mateo borda su papel de presidiaria lesbiana de doliente vida interior ; Blanca Apilánez amadrenta como severa funcionaria carcelaria.

Y, dominando la función, Candela Peña y Verónica Echegui, dos mujeres de genial naturalidad, carentes de afectación y enteramente poseídas por sus personajes.

'El patio de mi cárcel' se conforma, y, hace bien, con ser un brillante retrato visual de las entrañas de una cárcel femenina. Con valiente realismo, Belén Macías se calza la cámara de antropóloga y nos cuenta cómo comen, juegan, se agrupan o hacen el amor las presidiarias de carne y hueso.

Imperdible la escena del cuerpo a cuerpo entre las internas que trafican con objetos de valor. Violencia femenina sin complejos, sin remilgos de género o de raza, mientras, en otra celda, las presas improvisan un tablao de cumpleaños.

El fim descuella por su crudeza y talento humano y porque concibe el arte como gozosa forma de conocimiento, frente al hueco buenismo ético y estético de tantas otras propuestas, que nunca nos acabamos de creer.

Lo peor. La película es poco redonda, deshila muchos ovillos argumentales (¿film de denuncia?, ¿presidiarias redimidas por el teatro?), ¿el trauma de salir de la prisión?) que luego olvida tejer. Una lástima que con tan buena madera de actrices el guión sea un tanto errático, repetitivo, y sobre todo no sepa llevarnos a la catarsis emotiva con la que, como espectadores, hubiéramos deseado salir del cine.


23 septiembre 2008

'Vicky Cristina Barcelona': Woody, vuelve a Manhattan


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por JOAN PAU INAREJOS


Nota: 3

- No, no soy exagerado. Le pongo un 3 porque una película es peor, mucho peor, cuanto mayor es el descalabro entre sus posibilidades y el resultado final. Aquí contábamos con el gran Woody Allen -acaso aquejado de alguna patología senil- y con un estupendo material de partida sobre la viabilidad erótica y sentimental de los tríos -véase la genial idea de la ruptura entre tres, tristemente desaprovechada-.

¿Lo mejor? Prácticamente una sola cosa aprovechable: la revelación de Penélope como actriz solvente, componiendo aquí una triple hache -hilarante hembra histérica-. Bardem aporta poco más que su efigie de toro picassiano, y en cuanto a la malograda Scarlett, parece que aún ande perdida por la metrópolis de Lost in translation.

Lo peor. Por lo demás, como fan de Woody Allen, siento decir que el autor de Manhattan, Annie Hall y Match Point ha filmado un desaguisado sin paliativos, una historia sin tono ni rumbo alguno, que más que aburrimiento produce vergüenza ajena. Decían que Barcelona es un personaje más y tienen razón: todo el guión no es más que una excusa para ir colando diapositivas, una tras otra. Aquí el verdadero decorado son los personajes, bustos parlantes que apenas balbucean los tópicos más inofensivos y superficiales del universo alleniano.

¿Qué le hemos hecho a Woody? ¿El calor mediterráneo le habrá aplatanado el cerebro? En vez del largo, farragoso y baboso-americano spot turístico, ¿no merecía Barcelona el mismo respeto cinematográfico que Londres o Nueva York?

Woody, vuelve a tu isla y medita tus delitos y faltas: tendida en el suelo yace tu propia trayectoria artística apuñalada.


20 septiembre 2008

'El rey de la montaña': thriller honesto


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por JOAN PAU INAREJOS


Nota: 6,5

- Lo mejor. Lo más resaltable de este thriller es su puesta en escena, forestal y matérica: desde el primer disparo en lo alto de la montaña, cuya insonora nube de humo contemplamos atónitos, hasta el salvaje forcejeo final, aquí se ahorran birguerías de cartón piedra en beneficio de una textura cruda y realista.

Certero el retrato desmitificador de la adolescencia y el desenlace nihilista, que rehúye el Escila del gore y el Caribdis del tiroteo sofisticado para navegar hacia el puro cuerpo a cuerpo, Homo homini lupus. Todo ello se enriquece con un gran Leonardo Sbaraglia, antihéroe acorralado que no duda en llorar y rabiar de dolor.

Lo peor. Muy buena corteza para tan poca almendra. Se echa de menos mayor resolución, más coherencia en el mensaje de fondo o al menos algún que otro conejo final en la chistera. Por otra parte, Sbaraglia llena la pantalla y relega a María Valverde como insulsa chiquilla de la función.


'El tren de las 3 y 10': como la buena sopa


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por JOAN PAU INAREJOS


Nota: 8

- Lo mejor. Este western empieza de forma algo farragosa, pero a lo largo del metraje se va cargando de una sabrosísima pulpa narrativa. Aquí la palma se lo llevan los personajes arquetipo, magistralmente interpretados, y en particular el forajido Russell Crowe -cínico, rollizo, y melenudo-, definitivamente liberado del cinturón de gladiador. Sólo el podría haber hecho tan creíble y natural el papel de un asesino vividor.

La persecución final de esta película es una traca perfecta, pura orfebrería: cada tiro marca una palpitación, un sobresalto dramático, hasta forjar un desenlace que restaura con todos los honores la emoción del cine clásico.

Sería injusto aquí olvidar a otros dos cracks de la función. Por un lado, el segundo de a bordo, Christian Bale, que borda el papel de honrado ranchero con un rigor y austeridad encomiables. Y por otro lado el demonio rubio Ben Foster, cuyo personaje de joven violento radical da verdadero miedo. Imperdible su cara cuadrada, sobre todo al final, convertida en un detritus sucio y sangriento.

Lo peor. Quizá no es un defecto, pero a diferencia de la mayoría de obras del cine actual, aquí la narración empieza perezosa, plana y algo tópica, y, como una buena sopa, hay que esperar a que se vaya enriqueciendo y vitaminando hasta la catarsis final.


13 septiembre 2008

moro

HENRI BERGSON

"El tímido da la impresión de una persona a la que le estorba el cuerpo y busca a su alrededor un sitio donde depositarlo"

¿Por qué mueve a risa un orador que estornuda en el momento más patético de su discurso? (…) Únicamente [por] un brusco tránsito de nuestra atención del alma al cuerpo (…). Ya será un orador cuyos más hermosos párrafos viene a cortar bruscamente un dolor de muelas; ya un personaje que no toma nunca la palabra sin interrumpir su peroración para quejarse de que le aprieta el calzado o le viene el traje estrecho, etc. Una persona a la que su cuerpo le estorba: he ahí la imagen que estos ejemplos nos refieren (…).

Yo creo también que por la misma razón resulta a veces algo ridícula la timidez. El tímido podría dar la impresión de una persona a la que le estorba el cuerpo y busca a su alrededor un sitio donde depositarlo. Por eso el poeta trágico procura evitar cuanto pudiera atraer nuestra atención sobre la materialidad de sus héroes.

Tan pronto como interviene la preocupación del cuerpo, es de temer una infiltración cómica. He ahí por qué los héroes de tragedia no beben ni comen, ni se calientan a la lumbre. Y hasta rehuyen sentarse. Sentarse a la mitad de una tirada de versos equivaldría a recordar que se tiene cuerpo. Napoleón, que era psicólogo a ratos, había observado que por el solo hecho de sentarse se pasa de la tragedia a la comedia.

HENRI BERGSON, LA RISA, 1899

foto: Sicilia, agosto 2008


¿Estoy vivo?


HENRI BERGSON

"Nunca ha podido saberse cuál de los dos gemelos fue el muerto; unos creen que fue Bill, otros que yo"

Escuchemos a Mark Twain hablando con un repórter que le interroga: "

¿Es verdad que tiene usted un hermano?".

"Sí, le llamábamos Bill. ¡Pobre Bill!".

"¿Cómo es eso? ¿Se ha muerto acaso?".

"Nunca he podido saberlo. Hay un gran misterio en este punto. El finado y yo éramos gemelos; nos bañaron juntos cuando teníamos quince días y uno de nosotros se ahogó, pero nunca ha podido saberse cuál de los dos fue el muerto. Unos creen que fue Bill, otros que yo".

"¡Es raro! ¿Pero usted qué cree?".

"Voy a confiarle un gran secreto que a nadie he revelado. Uno de nosotros tenía una señal particular, un lunar enorme en el reverso de la mano izquierda, y ése era yo. Pues bien: ese niño fue el que pereció ahogado...".

Lo absurdo de este diálogo, examinándolo bien, no es un absurdo cualquiera. No se produciría si el personaje que habla no fuera precisamente uno de los gemelos. El absurdo se debe completamente a que Mark Twain declara ser uno de estos gemelos, pero expresándose como si fuese un tercero, como un señor que se limita a contarnos la historia.

HENRI BERGSON, LA RISA, 1899


10 septiembre 2008

La España gótica frente a la España romana














JUAN REGLÁ

Castilla quiere ‘rehacer’ España verticalmente según la tradición visigoda, mientras que la Corona de Aragón se propone ‘hacer’ España con el molde horizontal romano

La idea de España según el molde romano, el cual preconiza una integración “horizontal” (…) empieza a entrar en crisis con el desarrollo del pretendido molde germánico, visigodo, según el cual Castilla, heredera de Asturias y León, y de la monarquía visigoda, tenía como misión “rehacer” en un sentido “vertical” la unidad de España.

(…) creo que en las postrimerías del siglo XIV y durante el siglo XV hay una situación de hecho: el crecimiento de Castilla –entonces exaltada míticamente por los Trastámaras- y el colapso de Cataluña, lo que condiciona la clara hegemonía castellana, bastante al margen aún del visigotismo de los tiempos contemporáneos. A mi parecer, el goticismo es un descubrimiento romántico, que toma cuerpo durante la Restauración, para convertirse en mito –por parte de Menéndez Pidal sobre todo- con la generación del noventa y ocho.

En uno de sus últimos trabajos, dedicados precisamente al Compromiso de Caspe, don Ramón intenta presentar la elección de Fernando de Antequera como una anilla más de la cadena hacia la reconstrucción de la España goda, la herencia de la cual, es decir, la misión de rehacer la unidad bajo su cuño, habría pasado a Castilla por los caminos del mozarabismo y de los reinos de Asturias y León (…).

Parece evidente, pues, que en el proceso de la unidad española entre los Reyes Católicos y el primer Borbón influyó mucho más –a mi parecer- la herencia común de la ‘Hispania’ romana, que pedía, como hemos dicho, una integración “horizontal”, entre “iguales”, en vez del supuesto “verticalismo” visigodo. La común herencia romana en el “hacer” de España es el molde de la organización constitucional de la monarquía hispánica de los Reyes Católicos y de los Habsburgo, calcada precisamente en la vertebración política de los reinos de la Corona de Aragón.

Fernando es un héroe renacentista e ilustrado, mientras que Isabel es la heroína del romanticismo y del redescubrimiento gótico

Vale la pena recordar ahora que de los Reyes Católicos, el aragonés, Fernando, exaltado por Gracián, es el héroe entre el Renacimiento y la Ilustración, esto es, con la perduración del romanismo; en cambio, la castellana, Isabel, suplanta a su marido en el papel de heroína con el romanticismo y consiguiente descubrimiento del goticismo: el año 1820 aparece, en efecto, el conocido ‘Elogio’ de la reina Isabel, del académico don Diego Clemencín.

La influencia romana es invocada continuamente por los tratadistas de la época (…). Lo mismo se manifiesta con la idea que los consejeros de Barcelona tienen del imperio de Carlos V. Al felicitar a Carlos por ser elegido Emperado (…) aluden a Carlomagno y aseguran que Carlos presidirá un nuevo siglo de oro de la romanidad (“tornaràn los temps que los antichs apel·laren aurea secula”), basada en la ruenificación de los dos Imperios, Occidente y Oriente, como en tiempo de Augusto y sus inmediatos sucesores.

JUAN REGLÁ, HISTORIA DE CATALUÑA, 1974

FOTOS: el apuntamiento gótico de la catedral de Burgos (izquierda) frente al amplio espacio interior de Santa Maria del Mar, en Barcelona (derecha). El gótico vertical castellano frente al gótico horizontal mediterráneo. Símbolo de poder político y espiritual frente a espacio de raigambre civil y mercantil.